Voz y Jerarquía
Mazay Jimenez
Hubo un tiempo en que hablaba suave, pausado, sin levantar la voz. Pensaba que así ganaría respeto. Pero cada junta era lo mismo: pedidos que se ignoraban, fechas que se retrasaban, decisiones que parecían sugerencias. Sentía que me escuchaban… pero no me oían.
Hasta que un día, me harté. No grité, no amenacé, no actué fuera de mí. Solo me planté. Hablé firme. Contundente. Mirada al frente, espalda recta, voz con peso. No dije más de lo necesario, pero lo dije con carácter.
Y ahí entendí: no era falta de conocimiento ni de autoridad. Era la forma. Ese día, nadie me interrumpió. Todos tomaron nota. Y por primera vez, sentí que el liderazgo no era cuestión de jerarquía… sino de presencia. Y la presencia se comunica con la voz, el cuerpo… y la decisión de que ya no te pasen por encima.
Referencia: Tavo Garay, Voz y Jerarquía.