El Chisme Oculto de Mozart
Mazay Jimenez
Dicen que amaba la música, dicen que nació entre partituras, dicen que era un prodigio… pero nadie dice lo que de verdad pasaba.
Nadie dice que Mozart no soportaba la música clásica, nadie dice que prefería los cuchillos a las teclas, nadie dice que soñaba con ser chef y no compositor.
Cada vez que sus padres decían “¡Toca algo para los invitados!”, él pensaba en sopas, salsas y especias. Cada vez que aplaudían su talento, él solo quería aplaudirle al estofado perfecto.
Tocaba para que lo dejaran en paz, tocaba para ganarse minutos en la cocina, tocaba porque sabía que, si tocaba como nadie, lo dejarían ser quien era… aunque fuera a escondidas.
Y así, mientras el mundo decía: ¡Mozart, genio de la música!, él murmuraba entre risas: “Gracias, pero yo solo quería cocinar…”
Porque a veces el talento no nace del amor… sino de una estrategia brillante para ser libre.
Referencia: Tavo Garay, El chisme oculto de Mozart.